Planeta Sostenible edita antología poética de Lorenzo Aillapan, Hombre Pájaro Mapuche. – Planeta Sostenible

Planeta Sostenible edita antología poética de Lorenzo Aillapan, Hombre Pájaro Mapuche.

Prólogo escrito por Juan Francisco Bascuñán al libro Üñüm Püllü/Espíritu Pájaro (Planeta Sostenible 2019)

 

Lorenzo Aillapan Cayuleo (1940) es un artista multifacético que se ha convertido con el tiempo en uno de los principales promotores de la cultura del pueblo mapuche.
Nació cerca de Puerto Saavedra, lugar cuyo nombre antes de la ocupación del Estado chileno era Konün Txaytxayko (Donde se Reúnen los Cuatro Ríos).

Ya al nacer, su madre supo que se convertiría en un ser especial y por ello fue protegido al interior de su comunidad. Se evitó ingresarlo al sistema escolar tradicional para que no perdiera en el proceso de escolarización temprana, su cultura y lengua materna. Su formación entonces fue encomendada a un reconocido maestro de la región, cuyo nombre era Foki Foye. Fue él quien lo introdujo en la más profunda tradición mapuche, en el habla de la tierra, en el gran espíritu de la fecundidad universal y su carácter dual, en el respeto a todos los seres incluyendo a los peces, los árboles y las aves.

 

Lorenzo, a los 9 años, tuvo un sueño revelador: una gran bandurria se le posó en el brazo y le extrajo sangre de uno de sus dedos, luego lo transportó a un altar ubicado en un alto cerro. Allí fue consagrado por un grupo de sabios como el “Hombre Pájaro”, cuya misión sería divulgar la cultura y sabiduría mapuche a dondequiera lo llevaran sus ligeras y potentes alas.

 

 

Desde aquel momento Lorenzo, o más bien el espíritu pájaro que lo comenzó a habitar, no ha dejado de volar y cumplir su misión sagrada. A través de distintas formas, como la actuación, el cine, la educación, y en especial la poesía, ha difundido la cultura y reivindicaciones históricas de su pueblo por Chile y el mundo.

En 1994 obtuvo el premio Casa de las Américas de Literatura en Lengua Indígena por la obra “Hombre Pájaro”.

El año 2012 fue declarado Tesoro Humano Vivo por la Unesco, entre otras razones por ser portador de manifestaciones estratégicas relevantes y/o en peligro de desaparecer del Patrimonio Cultural Inmaterial.

 

 

Lorenzo Aillapan, el Hombre Pájaro, ha tenido una vida extraordinaria, única; ha sido bendecido por vivir íntimamente vinculado a la tierra y a sus manifestaciones visibles e invisibles.

Lorenzo conoce el habla de la tierra, por ello en su poesía es capaz de rozar ese código primordial, oculto en las cosas; esa palabra esencial que sostiene la existencia de todo, “el mármol donde duerme la línea y la palabra”, como diría Rubén Darío.

 

Lorenzo y su espíritu no fue influido por la caída, entendida como la separación del todo, de la que habla la Biblia, porque la tradición judeocristiana no pertenece a su cultura.

Él siempre ha estado conectado con el habla de la tierra, porque es su idioma, y ha podido escuchar el libro del mundo, el lenguaje secreto de las aves y ha tenido el don de expresarlo en palabras y voces.

En este libro “Üüm Püllü / Espíritu Pájaro” hemos hecho una selección antológica de los principales poemas de Lorenzo acerca del Paraíso Mapuche, aquello que Chile no ha sabido cuidar adecuadamente.

 

Comenzamos por el agua y sus habitantes, donde nació la vida; seguimos por la tierra y su universo arbolado, para terminar con el aire y sus aves.

La obra fue escrita en mapuzugun y luego traducida y/o interpretada al español. Este orden no es menor, pues cambiamos la lógica de dominación y colonización del monolingüismo.

 

 

La palabra mapuche liga al hablante con el lenguaje de las cosas, es ella la que resulta capaz de captar esas otras realidades, vibraciones, colores que no alcanza a tocar el español.

Pero también hemos hecho el intento —con el propio autor y especialistas lingüistas, después de largas reuniones de trabajo— de llevar este mensaje poético al español —a partir de las traducciones ya hechas— para que los que no hablamos o leemos mapuzugun podamos acercarnos a estas comprensiones originales y luminosas.

Los idiomas no son meros instrumentos, las lenguas maternas son la manera en que —desde el amor incondicional— nos conectamos con nuestro universo; sin ellas desaparece esa conexión, esa realidad y esa forma de vida. La extinción del lenguaje originario quizás sea lo peor que le puede pasar a un pueblo, pues se destruye el centro generador del conocimiento, de la política, de la economía, de la cultura y de las relaciones sociales. En otras palabras, cuando se extingue una lengua, se extingue un pueblo.

Como dice Ngugi wa Thiong´o, uno de los más importantes escritores africanos actuales, autor favorito de Barack Obama y candidato al Nobel: “Cada lengua tiene un mundo, una perspectiva y un conocimiento. El monolingüismo es el monóxido de carbono de la cultura y el multilingüismo es el oxígeno de la cultura. A mí me encantaría ver una conversación, por ejemplo, entre un chileno hablando mapudungun y un keniano hablando gikuyu”.

 

Cada lengua cumple una función, y todas son distintas, necesarias y complementarias.

Así como el canto del zorzal no es mejor que el de un águila o el del tiuque, todos son necesarios para la gran sinfonía pajaril que Lorenzo y su espíritu nos vienen a cantar en este libro.

 

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